Ir al contenido principal

NUEVAS OPORTUNIDADES


    Acabo de levantarme de la cama después de estar unos minutos digiriendo la noticia que no sólo 
es mi destino,sino el de todos en algún momento. Me estaba muriendo sin saberlo, solo que ahora era más consciente.  He empezado a llorar porque quiero quedarme más tiempo. Tengo muchas cosas que hacer aún: estar con los míos, abrazar a los que ahora no están tan cerca, seguir mi labor...pero he tenido miedo, sí, y he sentido pena y tristeza porque ha sido un momento muy real.
    No quería que quedara en esas tonterías de las que luego nos olvidamos. Necesitaba contárselo a alguien: a mi madre, a mi padre, a ti. En unos segundos, milésimas diría yo, se han esfumado las presiones que aún me quedaban sobre el dinero y he recordado la sensación de ayer, tumbada tomando el sol, al que tanto protagonismo le he dado siempre para sentirme viva.
    Rápidamente he tenido la urgencia de escribirte un mensaje para que supieras cuánto te echaba de menos, porque sabía que ibas a restarle importancia y porque tenía la inmensa necesidad de compartirlo contigo.
    Luego he vuelto a una imagen que está en la frontera de mi inconsciente y que muchas veces se ha asomado sin saber cuál era el enigma que escondía; tenía 12 años cuando un señor llamó a la puerta de la casa de mis padres y venía pidiendo un poco de ayuda. Llamé a mi madre pero no me oía, así que decidí darle una moneda. En el momento en que mi mano se acercó a la suya, cogió la mía y mientras tiraba un poco de ella hacia él, me dijo mirándome a los ojos:-¡Que Dios te bendiga y te de un hombre que te quiera!...ésta situación desconocida me dejó paralizada de miedo. Ha sido siempre más fácil tener esa frase dando vueltas en la cabeza que escribirla ahora.
    Conforme redacto la experiencia me voy haciendo partícipe de la fuerza que esta predicción había tomado dentro de mí, porque me he visto cómo habiendo fallado ese deseo Supremo, mi dirección hacia esta muerte señalada estuviera condicionada por el incumplimiento de este acuerdo. Pero al girarme y ver a mi hijo, que por circunstancias estaba a mi lado, caigo en la cuenta de que está saliendo de su envoltorio infantil y que va encaminado a ser el hombre que la vida ha tenido a bien "regalarme"y que cumplirá a la perfección esa demanda programada.
    Y quiero verles, a él y a sus hermanas seguir creciendo y hacer sus vidas. Y que sus visitas sean al ritmo marcado por ellos. También deseo que en este mundo que ahora parece desmoronarse, puedan salir convencidos de que su actitud y sus aptitudes, unidas, les harán encontrar su camino.
    Claro que también vinieron hacia mí las oportunidades de momentos felices que se perdieron entre mis dedos y que destruí con mi mente miedosa que atada a esa estaca, con una cuerda más o menos larga, a todos nos paraliza de una u otra forma.
     No voy a terminar este texto sin decir que te escribiré más tarde, porque si algún día pasa esto no quiero dejar palabras calladas en mi boca, pero tampoco en mi corazón.
     Soy de esas personas que aman, tropiezan, pero que también ponen la otra mejilla y sigo aprendiendo cada día, o así lo creo. Que mi vida hasta ahora, con todos sus colores, ha sido maravillosa. Que he venido a aprender, a crecer como persona y a doblegarme ante lo evidente: "La Verdad". Así que abriré mi corazón como si cada día fuera único, el último.  Siento la respuesta a este cambio en una imagen que sacia mi sed después de años de sequía. Y, entonces, me bebo la vida, cálida, con ojos de niña que ya no está asustada y la imagen de aquel hombre se vuelve tierna y pierde ese poder oculto. Sólo tenía que ver pasar delante de mí la posibilidad de "no estar" para darme más cuenta aún de las ganas de "seguir estando" que aún me quedan.
    Ahora necesitaré unos largos ratos de silencio para recuperarme de este viaje y dar las gracias por éste y muchos más.

                                                                                                                M.C.P.G. 2020    

Comentarios

  1. Precioso texto, que arranca sentimientos e invita a la reflexión.

    ResponderEliminar
  2. Esos sentimientos transformados a palabras que nos hacen siempre mirarnos a nuestro interior. Gracias por escribir y dejar a los leamos

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Si te apetece comentar algo o preguntarme, suelo responder en poco tiempo.

Entradas populares de este blog

Un jueves cualquiera

     Con una capacidad asombrosa para darse la razón a sí misma, comenzó a hacer un balance sobre su vida y las decisiones con las que fue acompañando sus días y sus noches.      Algunas de ellas fueron impulsivas, otras, necesitaron de argumentos más contundentes tanto a favor, como en contra.       De nuevo otra encrucijada; otra elección que tendría sus consecuencias; ni mejores ni peores, sólo consecuencias.       El cielo azulado con toques grises de aquel ocho de enero iba a influir en todos los planes que empezaban a cuajarse en su mente y a plasmarse en su agenda.        Javier había quedado en recogerla pero ella cambió el lugar del encuentro.  Le apetecía seguir paseando por la avenida llena de árboles, esos que cambian de color dependiendo de la estación y que le propiciaban sombra en los días más calurosos o dejaban pasar los rayos del sol en cuanto el frío hacía alarde de su prese...

EL CORAZÓN ARBOLADO

  Hace mucho tiempo que empecé a escribir mis pequeños relatos a partir de una imagen que, normalmente y, como una mariposa, se acerca a mí, revoloteando.     Una vez que ha pausado su vuelo en mi hombro, emprende su viaje. A veces, la sigo con la mirada, otras, me distraigo con miles de pensamientos pero, casi siempre, logro averiguar el significado. De hecho, cuando ignoro el fugaz destello de ese recuerdo y no le doy el beneficio de que ocupe un sitio entre mis notas, me invade una especie de tristeza.     Es una melancolía fruto de la omisión a la llamada que, esa parte tan importante y con un peso tan específico en mi ser, me hace cada día, susurrándome la importancia de seguir recorriendo mi camino. El sólo hecho de transformar mis pensamientos en estas líneas, me vuelve a poner en consonancia con todas esas personas que empiezan a perder el aliento y en las que la desidia y desesperación  forman parte de cada célula de su mundo, para dec...

MIRANDO MIS LÍMITES

      Me desperté con la sensación real de que una cuerda rodeaba mi cintura, una que me había mantenido en los límites de una zona conocida, donde me movía bien porque conocía el terreno. Pero todo empezaba a resultarme  familiar y repetido, y una sensación demoledora de seguridad al moverme en ese entorno que necesitaba romper de algún modo.      Esa seguridad imaginaria se desmorona cuando una fuerza para seguir avanzando, pero sobre todo, una curiosidad, innata en todos, me susurra que hay mucho por descubrir aún; y no quiero dejar de ver qué pasa por los lugares a los que no puedo llegar.    En cuanto me planteé esta nueva situación, miré a mi alrededor y pude ver que mi cuerda estaba fijada a un punto, un ancla de seguridad, y que esa cuerda estaba acortada por los muchos nudos que habían ido formándose ya no sé ni cuándo ni cómo;  sólo sé que empecé a deshacerlos, con cuidado, con compasión. Por lógica, podría ampliar el radio de ...