Hay algo que mi madre me dijo hace muchos años, y fue:- Hija, no cambies! Con ese no cambies se refería a que siempre había aceptado la vida con gratitud y felicidad. Me alegra volver a sentir que he recuperado esa alegría que estaba dentro de mi y que durante muchos años había olvidado, poniendo muchas excusas para estar cansada, dolida, con rabia. El miedo a ser yo, mi verdadero yo, dejarme llevar. Había frenado una parte de mi, cortando las alas del respeto hacia mi misma. Buscaba tan dentro mía qué pasaba, y encontraba miles de respuestas, pero ninguna me llevaba a la resolución del problema,porque la angustia se apoderaba de todo mi ser. Entonces volví a escuchar esa voz que había ignorado, la voz de mi intuición que con tan buenos momentos me recompensaba. Esta voz aumentaba el volumen, mientras que la de mi mente perdía fuerza. Sólo sé que no traicionarnos a nosotros mismos, nos lleva a una paz y quietud, que evita librar batallas agotado
La diferencia en los resultados está en tus pensamientos. Si estás más atento a ellos, descubrirás tu programación mental y hábitos emocionales. Un enigma dentro de ti, que a tu ritmo, puedes ir descifrando.