Estar en armonía cuando no eres coherente con lo que piensas y lo que haces o lo que sientes y lo que quieres es muy difícil. Se crea un conflicto que de alguna forma saldrá a la luz. Si te paras a escuchar lo que te dice una parte y otra de ti, lo mejor es intentar llegar a un acuerdo contigo mismo para encontrar esa coherencia. En realidad no es lo que está bien o lo que está mal, ni lo que quieres hacer o lo que no, es el equilibrio que se rompe dentro de ti. Ese desequilibrio, esa incoherencia, ese continuo hacer lo que sientes que a los demás les apetece que hagas, porque, en realidad, te gustaría que ellos hicieran lo mismo por ti, ese desequilibrio, lo que produce en el fondo es una falta de confianza en ti y en tus decisiones y va aumentando el desasosiego que, puede, lances en cualquier momento a quien suele hacer de diana de tus miserias. En contraposición, cuanto más nos conozcamos, cuanto más aprendamos a ser nosotros mismos sin dejarnos llevar por la influen
La diferencia en los resultados está en tus pensamientos. Si estás más atento a ellos, descubrirás tu programación mental y hábitos emocionales. Un enigma dentro de ti, que a tu ritmo, puedes ir descifrando.