Mirando hacia atrás y con ganas de aprender de la experiencia, de los procesos, es fácil darnos cuenta de que hay sombras que están ahí, esperando a que te apetezca descubrirlas, iluminarlas, o a que si no nos atrevemos, por miedo o pereza, se acerquen para dejar de estar en ese anclaje que se llama "zona de confort". Los procesos a los que nos enfrentamos, o los retos, dependen de la magnitud o escala de medida a la que estemos habituados (puesto que esta escala es relativa y variable) son cíclicos y aparecen como una espiral en forma de torbellino en el que el eje de giro está en tí, y la capacidad de gestión emocional será, en este caso, la velocidad de giro. Así que, desde este símil y sabiendo que el tiempo es relativo, la velocidad también lo será. Si estás en el eje y resulta que puedes controlar la velocidad del giro de tu espiral, de tus procesos, la gestión será más armónica, menos impactante, más consciente y más responsable. En ese torbellino
La diferencia en los resultados está en tus pensamientos. Si estás más atento a ellos, descubrirás tu programación mental y hábitos emocionales. Un enigma dentro de ti, que a tu ritmo, puedes ir descifrando.