Cuando te paras a observar el presente, tu cuerpo conectado con el espacio, te haces consciente de cómo hemos reducido tanto las posibilidades de crecer, que nos ahogamos con el poco aire que nos queda. Parece que nos da miedo hasta respirar, pero es el principio de la conexión con nuestras células, y la descodificación de la información que han ido recibiendo. Cuando no aceptamos los acontecimientos, nos quedamos observando las distintas posibilidades que hubiéramos podido elegir para tener un presente distinto, y esto nos deja ENCASILLADOS, INMOVILIZADOS. Un simple vistazo para aprender de nosotros mismos, y, de vuelta al presente, para, en este único momento, ser conscientes de qué pensamos, sentimos y hacemos. M.C.P.G.2017
La diferencia en los resultados está en tus pensamientos. Si estás más atento a ellos, descubrirás tu programación mental y hábitos emocionales. Un enigma dentro de ti, que a tu ritmo, puedes ir descifrando.