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Mostrando entradas de agosto 23, 2019

La Cueva

    Y allí estaba yo,sentada con la cabeza entre mis rodillas y mi espalda apoyada en una pared. No sentía ni frío, ni soledad, y la luz entraba por un gran agujero en el techo que formaba mi cueva.  De pronto empecé a recordar qué me había hecho entrar allí y sentirme tan a gusto viendo la vida desde esa inmovilidad. Y, durante unos segundos, percibí las cosas que me perdía cuando me quedaba allí tanto tiempo, pensando que era mi refugio. Y sentí que fuera de ella había situaciones distintas que estaba dejando de experimentar por falta de impulso, de ganas, o, simplemente porque me había acostumbrado. Fue entonces, cuando tomé la decisión de salir que me hice consciente del lugar en el que me encontraba y que ya no era tan acogedor como suponía, así que empecé a sentir un escalofrío cuando descubrí la oscuridad en la que vivía pudiendo estar en una parte más cálida y activa de mi vida.          Me levanté, lo hice, mirando atrás con melancolía y hacia delante con ilusión, y a la