Ir al contenido principal

La Cueva


    Y allí estaba yo,sentada con la cabeza entre mis rodillas y mi espalda apoyada en una pared. No sentía ni frío, ni soledad, y la luz entraba por un gran agujero en el techo que formaba mi cueva. De pronto empecé a recordar qué me había hecho entrar allí y sentirme tan a gusto viendo la vida desde esa inmovilidad. Y, durante unos segundos, percibí las cosas que me perdía cuando me quedaba allí tanto tiempo, pensando que era mi refugio. Y sentí que fuera de ella había situaciones distintas que estaba dejando de experimentar por falta de impulso, de ganas, o, simplemente porque me había acostumbrado. Fue entonces, cuando tomé la decisión de salir que me hice consciente del lugar en el que me encontraba y que ya no era tan acogedor como suponía, así que empecé a sentir un escalofrío cuando descubrí la oscuridad en la que vivía pudiendo estar en una parte más cálida y activa de mi vida. 
   
    Me levanté, lo hice, mirando atrás con melancolía y hacia delante con ilusión, y a la vez que caminaba me fui despojando de los harapos que creía me protegían del frío, desnudándome mientras  me hacía más fuerte que nunca porque sabía lo que no estaba dispuesta a dejar pasar ...la oportunidad de vivir cada día como si fuera único, de compartir todo lo que llevo dentro de mí porque es la forma en que me completo, así que eso es lo que voy a comprar...la oportunidad que tengo cada día de elegir mi destino.


                                                                                                                       M.C.P.G. 2019

Comentarios

  1. Gratificante el levantarse y poder leer tu breve pero acertada reflexión. Ese es el camino esa es la actitud.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Si te apetece comentar algo o preguntarme, suelo responder en poco tiempo.

Entradas populares de este blog

EL CORAZÓN ARBOLADO

  Hace mucho tiempo que empecé a escribir mis pequeños relatos a partir de una imagen que, normalmente y, como una mariposa, se acerca a mí, revoloteando.     Una vez que ha pausado su vuelo en mi hombro, emprende su viaje. A veces, la sigo con la mirada, otras, me distraigo con miles de pensamientos pero, casi siempre, logro averiguar el significado. De hecho, cuando ignoro el fugaz destello de ese recuerdo y no le doy el beneficio de que ocupe un sitio entre mis notas, me invade una especie de tristeza.     Es una melancolía fruto de la omisión a la llamada que, esa parte tan importante y con un peso tan específico en mi ser, me hace cada día, susurrándome la importancia de seguir recorriendo mi camino. El sólo hecho de transformar mis pensamientos en estas líneas, me vuelve a poner en consonancia con todas esas personas que empiezan a perder el aliento y en las que la desidia y desesperación  forman parte de cada célula de su mundo, para decirles que sigamos caminando mientras ha

CONSTRUYENDO NUESTRO PROPIO CAMINO

           DONDE TÚ VES UNA ROCA IMPOSIBLE DE ATRAVESAR,     YO VEO UNA GRIETA QUE ME LLEVA A LA LIBERTAD        Tú no eres tú: es esa parte de nosotros que nos suplica que nos quedemos como estamos, que tomemos la opción de quejarnos sin hacer nada.       Yo , es esa voz, que si me permito escuchar, me habla con cariño, tiene paciencia, me muestra más a menudo de lo que creo los distintos caminos, las posibilidades, oportunidades y siempre desde el amor incondicional: sin reproches, sin juicios.      Como un eco, estas voces resuenan en las personas que están a nuestro lado, que toman el papel adecuado para reflejarnos en ellas, y que, sin embargo, hemos aprendido a fusilarlas con nuestros pensamientos y palabras, o a servirles e idolatrarlas por encima de nuestras propias vidas. Ambas situaciones se repiten, día a día, año tras año, y así eternamente. El caso es que no se trata de elegir un camino u otro, sino de ir construyendo el nuestro: distinto, con paciencia y perseverancia, co

NUESTRAS METAS

     ¿Qué ocurre cuándo nos boicoteamos al llevar a cabo proyectos?  Cuando vemos la meta y tropezamos, nos distraemos y aparecen esos fantasmas que creías haber dejado atrás para los que convertirte en una persona plena y satisfecha contigo misma supone que aparezcan de nuevo para reafirmarte en si estás preparado o no parta llegar.        Estos fantasmas sirven para que te reconcilies con esa parte de ti que querías ocultar y te sientas orgulloso de que han provocado que tu camino fuera distinto al de cualquier otra persona, y esta es nuestra huella dactilar. Nos hace individualmente únicos e irrepetibles y aquí radica nuestro valor. Y el darle poder a la autenticidad nos permite reconocer que todos los que aparecieron y encontraremos en nuestras vidas tendrán distintos papeles, pero habrán dado esos matices y pinceladas a nuestra historia.       Y, en este planeta, hay tantas historias como millones de habitantes, y aunque algunos puede que nos consideremos privilegiados tecn