Estoy aquí, sentada, presidiendo una mesa vacía, pero, al mismo tiempo, llena de gratitud por todos los invitados que en ella se sientan. Agradecida por haber aprendido y, estar aún en ello, a ser una acompañante de conversaciones, de risas, de cenas, de cariño. Aún, a veces, siento que si me enfado con las personas que amo, es temporal, segundos, minutos, ni siquiera es enfado, es falta de aceptación....pero, ya he visto lo maravilloso que es salir rápido de esos momentos de ceguera emocional, pero más maravilloso aún, haber aprendido a no dejarme poner esa venda, esa que nos ponemos para sufrir, pasarlo mal, volvernos egocentristas en nuestras decisiones. Disfruto de un tiempo de soledad aquí sentada, pero, desde luego, también estando rodeada, sintiendo el calor, la energía de quien o quienes están a mi lado, en cada instante. Si la vida se asemeja a una escalera, en cada peldaño, hay una serie de pruebas que resolver, que descifrar. Yo, sin duda, quiero seguir
La diferencia en los resultados está en tus pensamientos. Si estás más atento a ellos, descubrirás tu programación mental y hábitos emocionales. Un enigma dentro de ti, que a tu ritmo, puedes ir descifrando.