El estar últimamente un poco más alejada de mucha gente no ha tenido otro motivo que el de ocupar ese tiempo que antes pasaba revoloteando de un sitio a otro con acciones más idoneas.
Por supuesto que no tengo que dar explicaciones, pero quería compartir cómo actuaba antes para distraerme de mis objetivos, esos que el Universo se encarga de poner cerca y que solo vemos cuando estamos en nuestro centro y perdemos el miedo, y nos dejamos llevar por esa corriente a la que nos estamos acostumbrados que nos guíe, y que, sin embargo, hace que nuestro viaje vital se vuelva consciente, responsable y más gratificante.
Dejar de oír esas voces internas, que nos mantienen en una zona de confort llena de asperezas, de quejas y donde las capas de protección que hacen de excusas para no cambiar nada en nuestras vidas, aunque estemos hartos de nosotros mismos.
Limpiar ese cristal que hace que nos reflejemos en las miradas externas para ver cómo ya no podemos seguir auto-engañándonos y decidir que solo nuestros avances nos servirán para seguir creciendo...
A eso me he dedicado últimamente, a utilizar ese reflejo, consejos y palabras que fluyen desde mi inconsciente para agrandar los límites de mis fronteras gracias a esta nueva parcela laboral y a las personas que se prestan a recibirlos.
Cuando releo textos de otra época, casi no me reconozco. Las murallas que había creado a mi alrededor me impedían lucir este potencial que todos tenemos y que creemos se consigue con batallas externas que consumen toda nuestra energía, y, finalmente, asumiendo y aceptando el momento en sí, con todas las responsabilidades que han conllevado nuestras elecciones, las murallas se diluyen porque nos basta con la armadura de la sensatez y coherencia hacia nosotros mismos.
Especialmente dedicado a las personas que han confiado siempre en mí.
M'encanta y es pura verdad. Desde cuando estoy aceptando la responsabilidad de mis acciones, vivo mucho mejor.
ResponderEliminarUn besote, Lu