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LOS PENSAMIENTOS SON ENERGÍA


     La energía, en forma de pensamientos, se transforma en información que obtengo de las personas con quien mantengo una relación de amistad o profesional. Evidentemente, esta información puedo reconocerla porque ya forma parte de mi interior, haciéndola consciente cuando la plasmo en palabras, y que coincide con los esquemas mentales de estas personas.

     Así que, al escribir, voy descifrando un código energético con la frecuencia correspondiente, de forma que al lector le hace vibrar de una forma u otra.

    Hay muchas formas de llegar a esta comunicación, pero a mí, escribir, me ayuda a desenredar este tipo de enigmas que desconocía de mí misma y que gracias al flujo de confianza que se establece en una relación sin condicionamientos, de respeto, me empuja suavemente a descifrar mis propios códigos, esos que van abriendo los candados de los límites programados.

    Hace ya muchos años, cuando entré en este mundo de la consciencia, buscaba explicaciones lógicas a todo lo que me trascendía. Durante años me negué a aceptar que tenía esa habilidad, de obtener información del prójimo, que confundía con la mía propia, porque, al fin y al cabo, todos estamos conectados.

    Obtener este tipo de información, hoy día, me ayuda a  crecer y evolucionar personalmente, a seguir avanzando para cruzar los límites, esos que nos atan exclusivamente al plano material y a entender que todo lo que sucede en mi vida, tiene un sentido, así que dejo que los procesos vayan pasando, concluyendo de forma natural, con la dulce, a veces, y un sin sabor, otras, de todo lo que me acontece, pero cambiando la forma de sentirlos en la medida en que me despojo de los viejos patrones mentales. 

    En estos momentos de cambio y si estás sufriendo, por qué no intentarlo, aunque parezca que estamos vacunados para seguir sobreviviendo.

    Dedícate a escuchar para saber qué resuena en tu interior. Evita que esa parte que te ahoga siga haciéndolo, no es tu enemiga, sólo forma parte de lo que crees que eres.

    Desnudos, todos somos iguales, y lo que nos hace diferentes es el recorrido que hemos hecho y la transparencia de nuestras miradas.

                                                                                                          M.C.P.G. 2018

   

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