Por supuesto que ninguno de nosotros creo que vivamos en un paraíso donde todo es una imagen perfecta de calma, paz, tranquilidad y donde todo lo que se mueve alrededor concuerda con nuestros esquemas. Pero qué aburridas serían nuestras vidas si siempre estuviéramos contemplando la misma fotografía.
En cierto modo, estamos absortos en buscar una imagen de quietud y, por el camino nos perdemos muchas cosas importantes, paisajes distintos, personas maravillosas, "te quieros " perdidos en el reloj, besos rápidos sin sentido.
Deseosos de que llegue el Viernes y que nuestro fin de semana se estropee por la climatología, los lunes y martes escapando a nuestra atención, y los miércoles y jueves en la cuenta atrás.
Cada día es único y no pasa más. Sólo son nombres que le hemos puesto, pero la naturaleza no entiende de esto. Y nos empeñamos en seguir en el ciclo de la espera del fin de semana.
Puede que el problema de todo esto es que estemos condicionados a que sea así, pero también puede que no te guste lo que haces durante la semana. Si se trata de tu trabajo, evidentemente plantearte un cambio trae miedo e incertidumbre, porque estamos acostumbrados a ese tipo de seguridad, aunque nos esté amargando 5 de cada 7 días.
Si se trata de tu pareja, puede que ya sólo veas lo que no te gusta de él o ella, y sea más fácil echarle en cara sus costumbres que centrarte en tus objetivos para sacar tu máximo potencial.
Si se trata de tus hijos, todo lo que le repites continuamente y produce un desgaste en vuestra relación es una pérdida de tiempo.Nuestros hijos necesitan que le resaltemos sus virtudes y no hagamos más poderosas las pequeñas cosas que no nos gustan de ellos, porque, con un poco de humildad,podrás ver, que esas pequeñas molestias son parte nuestra.
Con todo esto quería compartir la importancia de mantenernos alerta a nuestra vibración interna. Ésta sólo cambia por nuestra forma de ver las cosas, por nuestros pensamientos adelantados a los acontecimientos y si algo desencadena una vibración tal que descoloca todas esas diminutas moléculas, centrémonos en que estén el menos tiempo posible descolocadas.
No se trata de dejar pasar todo, sino de centrarnos en nosotros para no distorsionar cuando perdemos el norte.
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