Ir al contenido principal

DÓNDE ESTÁ TU LÍMITE



          Cada uno de nosotros tenemos un umbral de dolor, así como un límite para padecer, o más bien, meternos en situaciones que nos producen un alto grado de sufrimiento.
   
          El verdadero problema consiste en que al estar sometiéndonos continuamente a situaciones extremas, prácticamente, no nos damos tregua para el descanso. Todo este cúmulo de situaciones, a las que nos sometemos y en las que no sabemos gestionar el alcance de desgaste que produce en nuestro organismo, nos lleva a pérdidas de control de nuestra vida y a una exposición demasiado extenuante al estrés.

       ¿ Cómo parar todo este círculo vicioso?
- En primer lugar, aceptar la situación en la que te encuentras, sin reproches para nada ni nadie.
- Reconocer que en el punto en el que estás, has llegado por voluntad propia, inconscientemente, o conscientemente, pero asumiendo la responsabilidad.
- Esta nueva toma de conciencia, para hacerte cargo de tu vida, por supuesto, tiene un coste: requiere de un ejercicio de atención de tus pensamientos, un cambio en tu forma de ver las cosas, y un alto en los juicios hacia fuera y hacia dentro, en definitiva, tomar un papel neutro, de estar en el instante.

       Si te dijera que es fácil, pues te estaría vendiendo una ilusión, pero es precisamente lo que quiero, ofrecerte la posibilidad de empezar el cambio, de disfrutar de cada momento, de rechazar los pensamientos recurrentes, de quererte cada día un poco más para querer más y mejor a los que están a tu alrededor. Y que empieces a saldar tus cuentas pendientes, esas que no te dejan estar en paz contigo mismo. 

                                                            M.C.P.G.2017

          

Comentarios

Entradas populares de este blog

Un jueves cualquiera

     Con una capacidad asombrosa para darse la razón a sí misma, comenzó a hacer un balance sobre su vida y las decisiones con las que fue acompañando sus días y sus noches.      Algunas de ellas fueron impulsivas, otras, necesitaron de argumentos más contundentes tanto a favor, como en contra.       De nuevo otra encrucijada; otra elección que tendría sus consecuencias; ni mejores ni peores, sólo consecuencias.       El cielo azulado con toques grises de aquel ocho de enero iba a influir en todos los planes que empezaban a cuajarse en su mente y a plasmarse en su agenda.        Javier había quedado en recogerla pero ella cambió el lugar del encuentro.  Le apetecía seguir paseando por la avenida llena de árboles, esos que cambian de color dependiendo de la estación y que le propiciaban sombra en los días más calurosos o dejaban pasar los rayos del sol en cuanto el frío hacía alarde de su prese...

EL CORAZÓN ARBOLADO

  Hace mucho tiempo que empecé a escribir mis pequeños relatos a partir de una imagen que, normalmente y, como una mariposa, se acerca a mí, revoloteando.     Una vez que ha pausado su vuelo en mi hombro, emprende su viaje. A veces, la sigo con la mirada, otras, me distraigo con miles de pensamientos pero, casi siempre, logro averiguar el significado. De hecho, cuando ignoro el fugaz destello de ese recuerdo y no le doy el beneficio de que ocupe un sitio entre mis notas, me invade una especie de tristeza.     Es una melancolía fruto de la omisión a la llamada que, esa parte tan importante y con un peso tan específico en mi ser, me hace cada día, susurrándome la importancia de seguir recorriendo mi camino. El sólo hecho de transformar mis pensamientos en estas líneas, me vuelve a poner en consonancia con todas esas personas que empiezan a perder el aliento y en las que la desidia y desesperación  forman parte de cada célula de su mundo, para dec...

MIRANDO MIS LÍMITES

      Me desperté con la sensación real de que una cuerda rodeaba mi cintura, una que me había mantenido en los límites de una zona conocida, donde me movía bien porque conocía el terreno. Pero todo empezaba a resultarme  familiar y repetido, y una sensación demoledora de seguridad al moverme en ese entorno que necesitaba romper de algún modo.      Esa seguridad imaginaria se desmorona cuando una fuerza para seguir avanzando, pero sobre todo, una curiosidad, innata en todos, me susurra que hay mucho por descubrir aún; y no quiero dejar de ver qué pasa por los lugares a los que no puedo llegar.    En cuanto me planteé esta nueva situación, miré a mi alrededor y pude ver que mi cuerda estaba fijada a un punto, un ancla de seguridad, y que esa cuerda estaba acortada por los muchos nudos que habían ido formándose ya no sé ni cuándo ni cómo;  sólo sé que empecé a deshacerlos, con cuidado, con compasión. Por lógica, podría ampliar el radio de ...