Es normal que a veces nos encontremos en alguna encrucijada. Yo siempre fui más emocional que racional en la toma de decisiones, pero hasta esa emocionalidad siempre estuvo programada inconscientemente. Con mucho trabajo y a fuerza de escuchar cómo reacciona mi cuerpo ante distintas situaciones voy recorriendo el camino del autoconocimiento, que desde luego, es más difícil de lo que nunca pude imaginar, porque puede que sea fácil engañar a los demás, pero autoengañarnos y autocompadecernos, creédme, lleva a un callejón sin salida en el que finalmente te encuentras con la verdad, contigo mismo, desnudo, sin disfraces, con lo que realmente eres, con lo que siempre buscaste en la vida y en mi caso, estar en paz conmigo misma. Y cuando tengo miedo, dejo de confiar en mí, o viceversa y surgen las dudas y pongo en manos de los acontecimientos externos lo que tendría que tener muy claro. Y me rindo, sí, me rindo, porque no puedo luchar contra lo que es inevitable, lo que es impredecible y la única forma de no caer en las garras de la locura es vivir el momento, y no hacerme películas porque en un segundo cambia la vida. Si sabía que la tormenta se acercaba y no me preparé para hacerle frente, aceptarlo.
Mi misión, mi única misión en la vida es disfrutar en cada minuto de lo que tengo, porque es lo único que existe, como que ahora mismo estás leyendo estas palabras, y te invito desde la más sencilla naturalidad a desprenderte de todo lo que te oprime el pecho, de todo lo que es una atadura, para respirar lo que te hace estar vivo, lo que te hace tener ganas de sonreír. Y lo que te haga llorar te ayude a salir nadando del torbellino de tinieblas que te hunde en la oscuridad de tus sombras.
Las dudas te hacen perderte en el océano infinito de la esclavitud de tu mente.
Puedes ir a la entrada RESOLVER UNA DUDA
Comentarios
Publicar un comentario
Si te apetece comentar algo o preguntarme, suelo responder en poco tiempo.