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LIBERAR LA CULPABILIDAD

     

    Este es el caso de una chica que había querido tener una terapia hace unos meses, pero por motivos de tiempo, ya que ella venía de otra provincia, tuvimos que aplazarlo, y de nuevo, se puso en contacto conmigo. 

    Tenía un aspecto muy agradable y juvenil.Había encendido un incienso y puesto música relajante, además de enchufar una pequeña lámpara de cuarzo rosa.


     Se tumbó en la camilla. Le pedí que echara los brazos hacia atrás, y   enseguida le pregunté qué le pasó con 7 años: se mudaron a otro sitio, pero lo relacionaba, sobre todo,en que fue ahí cuando conoció a su amiga. 

Tratamos también regresiones relacionadas con parejas suyas, en las que ella sabía que tenía que haber puesto unos límites, y que, habían dejado heridas que quedaban reflejadas en el campo aural y que estaba preparada para cerrarlas y que no interrumpieran la fluidez de sus relaciones en un futuro.

      Pero, en muchas de esas regresiones aparecía su amiga como personaje principal. Gloria contaba que siempre se había dejado llevar por ella. 

Hasta que en la etapa adolescente, sus vidas tomaron caminos distintos. Su amiga optó por una vida más arriesgada, y Gloria  por dejar de estar en contacto con ella. 
    
     Pero seguía existiendo un gran sentido de culpabilidad, ya que su amiga había fallecido años atrás , por problemas de salud relacionados con el camino que escogió.  Por un lado Gloria había quedado atrapada en ese sentimiento y  en ese instante, apareció una sensación  de que estaba preparada para cerrar esa etapa, y nos vimos envueltas en esta energía de reconciliación. Puedo describirlo como una despedida, una segunda oportunidad de decir adiós; profundamente conmovedor. 


    Hoy en día, doy las gracias por poder sentir este tipo de emociones. Me producen una paz indescriptible, al igual que sintió Gloria en aquel momento.


    Su amiga, esos recuerdos anclados que producían tanto dolor en Gloria fueron liberados y partió hacia niveles de conciencia superiores. Su amiga,con melena castaña y lisa, no tenía a nadie que la retenía ya.


     Gloria entendió qué le había pasado, por qué no avanzaba en su vida y qué le provocaba esa melancolía y falta de ímpetu a pesar de su juventud.


      He sabido por nuestra amiga en común que se siente mucho mejor y que habían cambiado, a mejor, algunas aspectos de su vida. 


       Por supuesto, le pedí permiso para contar su historia, y aunque no he entrado en todos los detalles le doy las gracias por haber confiado en mí. Fue y ha sido todo un placer.




                                         M.C.P.G.2014





     

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