Ir al contenido principal

EL CORAZÓN ARBOLADO


  Hace mucho tiempo que empecé a escribir mis pequeños relatos a partir de una imagen que, normalmente y, como una mariposa, se acerca a mí, revoloteando. 
 
 Una vez que ha pausado su vuelo en mi hombro, emprende su viaje. A veces, la sigo con la mirada, otras, me distraigo con miles de pensamientos pero, casi siempre, logro averiguar
el significado. De hecho, cuando ignoro el fugaz destello de ese recuerdo y no le doy el beneficio de que ocupe un sitio entre mis notas, me invade una especie de tristeza.
  
 Es una melancolía fruto de la omisión a la llamada que, esa parte tan importante y con un peso tan específico en mi ser, me hace cada día, susurrándome la importancia de seguir recorriendo mi camino. El sólo hecho de transformar mis pensamientos en estas líneas, me vuelve a poner en consonancia con todas esas personas que empiezan a perder el aliento y en las que la desidia y desesperación  forman parte de cada célula de su mundo, para decirles que sigamos caminando mientras hablamos, en vez de perder la esperanza.
  
  En mi caso concreto, tomo aire y asiento para utilizar unos minutos de este reloj infinito y compartir el mensaje de la mariposa, que esta mañana me despertaba y que me mostraba, de nuevo, la importancia de escuchar a mi corazón y así, respirar más profundamente la aventura de estar en esta vida.
  
  Y me he visto, marcando mis pasos, caminando por una tierra fértil, echando raíces con la inteligencia de saber dónde y cómo. Unas raíces que permiten brotar, en la superficie, un árbol fuerte y generoso, dado el esplendor de su copa, para poder compartir de este modo,  sombra, cobijo y aliento. Y sus frutos, de esos que, además, alimentan el espíritu. 
   
 ¡Ay! Si tan sólo usáramos unos minutos de nuestra cuenta atrás para abrazar, con las ramas nacidas del amor, a otros corazones perdidos en la oscuridad: motivos ciegos para compartir nuestra sabia, esa que sabe a la verdad eterna.

                                                                                                         M.C.P.G. Septiembre 2023

Comentarios

  1. Precioso, relato. Acabo de descubrir tu blog, Mari Carmen. Leeré todos los demás; seguro que serán tan emotivos.

    ResponderEliminar
  2. Me encanta como escribes. Se nota que te brota, te nace... Gracias por tu ayuda?

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Si te apetece comentar algo o preguntarme, suelo responder en poco tiempo.

Entradas populares de este blog

DÓNDE ESTÁ TU LÍMITE

          Cada uno de nosotros tenemos un umbral de dolor, así como un límite para padecer, o más bien, meternos en situaciones que nos producen un alto grado de sufrimiento.               El verdadero problema consiste en que al estar sometiéndonos continuamente a situaciones extremas, prácticamente, no nos damos tregua para el descanso. Todo este cúmulo de situaciones, a las que nos sometemos y en las que no sabemos gestionar el alcance de desgaste que produce en nuestro organismo, nos lleva a pérdidas de control de nuestra vida y a una exposición demasiado extenuante al estrés.        ¿ Cómo parar todo este círculo vicioso? - En primer lugar, aceptar la situación en la que te encuentras, sin reproches para nada ni nadie. - Reconocer que en el punto en el que estás, has llegado por voluntad propia, inconscientemente, o conscientemente, pero asumiendo la responsabilidad. - Esta nueva toma de conciencia, para hacerte cargo de tu vida, por supuesto, tiene un coste: requier

LUZ A MI CAMINO

     Estar en armonía cuando no eres coherente con lo que piensas y lo que haces o lo que sientes y lo que quieres es muy difícil. Se crea un conflicto que de alguna forma saldrá a la luz. Si te paras a escuchar lo que te dice una parte y otra de ti, lo mejor es intentar llegar a un acuerdo contigo mismo para encontrar esa coherencia. En realidad no es lo que está bien o lo que está mal, ni lo que quieres hacer o lo que no, es el equilibrio que se rompe dentro de ti. Ese desequilibrio, esa incoherencia, ese continuo hacer lo que sientes que a los demás les apetece que hagas, porque, en realidad, te gustaría que ellos hicieran lo mismo por ti, ese desequilibrio, lo que produce en el fondo es una falta de confianza en ti y en tus decisiones y va aumentando el desasosiego  que, puede, lances en cualquier momento a quien suele hacer de diana de tus miserias.      En contraposición, cuanto más nos conozcamos, cuanto más aprendamos a ser nosotros mismos sin dejarnos llevar por la influen